Con manos cansadas,
con rodillas debilitadas,
con pies endebles,
con ojos suplicantes,
con el alma abatida,
y el corazón adolorido,
vengo ante Ti, Oh Dios
para implorar tu socorro,
tu pronto auxilio, tu ayuda,
pues he descubierto que:
nada es posible sin Ti,
nada es fácil sin Ti,
nada es verdadero sin Ti,
nada es real sin Ti...
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