con miedo, con desconfianza,
descalza y sin abrigo,
cargando con mis nostalgias,
con una maleta llena de tristezas,
caminando sin rumbo, sin dirección,
sola, ajena a mi propio destino.
Por caminos inciertos iba yo,
dejando caer mis lágrimas,
dejando que la pena me cobije,
esperando encontrar la dirección,
que me conduzca a un por qué...
así me encontraste, así me viste,
e inmediatamente cambiaste mi rumbo
fueron ciento ochenta grados,
los que necesité para llegar a Ti...
1 comentario:
hermoso lo que escribes !! con sencillez y buen gusto son tus pensamientos.. gracias por compartirlos..!!!
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