Te miro y me asombro a la vez
que entre tanta oscuridad
pueda ver con gran facilidad
tu bello y amado rostro, Señor.
Y que en medio de mi dolor
y entre tanta multitud,
pueda con gran plenitud
sentir tus manos santas,
atendiendo con solicitud,
mi llamado de aflicción,
sanando mi corazón,
con paciencia y con amor.